En la entrada de hoy vamos a hablar de la Barandilla de La Concha, el emblema por antonomasia de la ciudad de Donostia. Comenzaremos acercándonos a su historia, comentaremos algunas de sus curiosidades y finalmente os mostraremos algunas de las reproducciones de mayor calidad que puedes encontrar en forma de colgantes y joyas.

¿Cómo se construyó la Barandilla de La Concha?

Todo comenzó en 1910 cuando el ayuntamiento de Donostia decidió realizar unas tareas de reforma en el paseo de La Concha, con motivo de la visita de Isabel II. Para ello se construyó un voladizo sobre 96 pilares, el balneario de La Perla y la barandilla de La Concha, que estaba situada en la por entonces llamada calle de los Baños. El arquitecto fue Juan Rafael Alday y su inauguración oficial tuvo que esperar 6 años con la llegada del rey Alfonso XIII.

Este emblemático símbolo ha sido restaurado varias veces a lo largo de su historia. Por ejemplo, en 1999 la barandilla estaba oxidada y tenía un aspecto poco atractivo para los turistas, por lo que desmontaron los 271 tramos que la componían y los repararon uno a uno antes de volver a colocarlos en sus anclajes. Una tarea complicada, artesanal y que llevó mucho tiempo acabar.

Curiosidades de la barandilla de La Concha

Esta baranda que da al Cantábrico tiene muchos secretos y curiosidades que la hacen mucho más interesante de visitar. Por ejemplo, ¿sabías que uno de sus paneles está dado de vuelta y señala al mar? Pues sí, algún obrero despistado lo colocó al revés, de manera que la flor mira hacia los bañistas en lugar de los paseantes. Pero no os diremos dónde está, eso lo dejamos para que lo descubráis vosotros mismos.

En la actualidad, podemos encontrar trozos de este monumento en distintos lugares, como por ejemplo Sitges, debido al hermanamiento entre ambas playas. Y cada año se transforma en una barra de ballet improvisada que acoge la actuación de más de mil estudiantes de danza, convirtiéndose además de un reclamo turístico en un centro neurálgico de distintas iniciativas culturales.

Más donostiarra que la barandilla de La Concha

Esta expresión popular hace justicia a la importancia que esta balaustrada tiene en San Sebastián. Hace poco ha cumplido un siglo desde que se consagró como símbolo universal, formado por dos ramas de laurel coronadas por una flor, cuando la ciudad vivía una de sus épocas más doradas.

Desde hace mucho esta imagen se ha reproducido en todo tipo de trofeos, cuadros, postales y también suvenires, como llaveros y colgantes. E incluso es posible encontrar réplicas a tamaño real, con o sin pasamanos, confeccionadas de manera artesanal a partir de un molde exacto de la baranda.

Sin embargo, nosotros te vamos a recomendar algo más pequeño y manejable, como este colgante de la Barandilla de La Concha que puedes adquirir en nuestra tienda, fabricado en Donostia con plata maciza.

La mejor forma de llevar con orgullo tu seña de identidad, además de ser un regalo perfecto para aquellos que están pensando en un souvenir distinto y elegante.